Salimos de la Villa de Don Fadrique a las 8, y como ayer (¡o incluso peor!) la rasca se nos mete en el cuerpo por un rato.
Sin parar, hacemos los 13 km que separan un pueblo de otro y entramos en Lillo, un pueblo bastante pequeñito de unos 3000 habitantes. Como siempre, entramos haciendo ruido y desfilamos por el mercadillo ambulante. Nos ceden varios lugares donde dormir, y elegimos el pabellón polideportivo que está a 200m de la plaza principal. En este día se unos unen cuatro compañeras procedentes de Sol que se han apuntado a la marcha. En el pueblo a mucha gente nos sorprendió un monumento dedicado a Primo de Rivera con el kit de yugo y flechas.
Esa noche, para no variar, hicimos otro "Toma el Poli" y dormimos sobre las pistas del pabellón.
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